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Quinto Capítulo, La iniciación del Punto G.

Una vez alcanzado y reconocido este nivel, el que podemos describir como mínimo necesario, podemos comenzar a descubrir y disfrutar de las sensaciones y placeres que nos entrega el Punto G.

Para que se rompan los mitos que rondan al Punto G y a la eyaculación femenina, es necesario hacer una diferenciación entre quién y como quiere descubrirlo. Para hacerlo facil, he determinado tres categorías:

• Búsqueda de la mujer.
• Búsqueda del hombre.
• Búsqueda en pareja.

Búsqueda de la mujer: Según los libros de sexo Tántrico, el Punto G y la eyaculación femenina son el reflejo de una relación sexual madura, estable en un ambiente de sumisión, entrega y de complementación física y sicológica total. Por lo tanto, la justicia divina dicta que será la mujer la que reciba el gozo y el impacto emotivo que significa alcanzar este estado superior de relación sexual, dejando para el hombre la recepción de la amrita en su cuerpo y la satisfacción física y sicológica que entrega el poder verificar fehacientemente que se ha sido capaz de entregar tanto placer.

¿Esto qué significa?

Que la mujer está preparada para que una vez reunidas las condiciones mínimas, pueda comenzar la búsqueda del Punto G y alcanzar la eyaculación femenina por si misma. Esto no quiere decir, ni es sinónimo de autoestimulación, ya que, a diferencia de los orgasmos clitorianos, la estimulación del Punto G está directamente relacionada con la percepción de sensaciones y señales que son propias de un acto de entrega con relajo físico total, cualquier reacción en sentido contrario desencadenará en la pérdida de éstas y por ende no será posible estimular adecuadamente el Punto G o no se logrará llegar a la eyaculación femenina.

Como ya fue descrito en un capítulo anterior, identificar los cambios, los ciclos y captar las sensaciones, es una labor netamente femenina y a mi juicio, en su desconocimiento está la principal causa que muchas mujeres no puedan llegar siquiera a imaginar que existe una posibilidad de alcanzar un estado de gozo sexual muy superior a lo ya conocido.

Entendiéndose por comprendidas y acatadas estas normas básicas podemos establecer entonces que una mujer que quiera iniciarse, lo podrá hacer sola, sin problemas y para esto nada mejor que dirigir la caricias y concentrar los sentidos en el área (ya descrita largamente) del Punto G.

¿Cómo o cuál posición es la mejor?

Lejos y por paliza la mejor posición para iniciarse es con el hombre tendido sobre su espalda y con ella sentada sobre él mirándose las caras (vea figura).



En esta posición la mujer puede controlar y dominar totalmente el grado de penetración y por ende, concentrar el roce del pene contra el área de estimulación del Punto G, está postura deberá mantenerse por el tiempo que sea necesario hasta que producto de la acción del pene sobre el área determinada, se perciban, lo que denominaremos, “sensaciones distintas” a las habituales.

Ante la pérdida de concentración o cualquier síntoma de incomodidad se debe comenzar de nuevo. Las sensaciones aparecen y aumentan en intensidad en la misma medida que se comienza con la estimulación metódica y ordenada, muy rara vez reaparece después de haber sufrido alguna incomodidad. La mujer debe ser perseverante y estar atenta, dentro de lo posible a los cambios y a las nuevas sensaciones que se presenten.

Entendiéndose que lo aquí descrito ocurre en medio de una relación sexual, se pueden producir imponderables y diferencias en cuanto a las percepciones, pero de seguir en su curso normal, al cabo de algunos días de contínua estimulación y producto del acomodo de la mujer, en cuanto a ubicar por si misma la mejor forma de obtener esta estimulación, se podrá comenzar a obtener, con toda seguridad, una sensación de hinchazón o presión en la zona del Punto G, esto acompañado de la placentera angustia pre orgásmica ya conocida por toda mujer.

Es aquí en donde se puede producir el quiebre esperado o bien puede terminarse todo, ya que para que el orgasmo se produzca, la mujer aumentará la fuerza e intensidad de sus movimientos, este aumento de actividad y las características que adquiere el interior de la vagina, puede producir que el hombre deje a su pareja “corriendo sola” con la consecuente pérdida de la fricción del pene sobre la zona del Punto G y, por lo tanto, la muerte del intento.

Por otra parte, si todo ha salido bien, al cabo de algún tiempo siguiendo estas indicaciones, la mujer debería haber estimulado de tal forma el Punto G que lo más probable es que haya experimentado una serie de orgasmos distintos y muchísimos más placenteros de los ya conocidos por ella.

Si esto es asi, significa que estaremos a un paso de llegar al súblime momento de la eyaculación femenina, pero de eso hablaremos en el proximo capítulo

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