sábado

Tercer Capítulo, La Maduración sexual y el Punto G

En la búsqueda de la verdad y comparando nuestra experiencia sexual con la que dicta el Tantra, pudimos encontrar grandes diferencias pero, también, muchas coincidencias. De éstas, la que describe la forma de alcanzar el Punto G, fue la que nos dejó en claro que, sin saberlo, habíamos seguido paso a paso un Manual de Buenas Prácticas Sexuales escrito hace miles de años.

Nosotros comprendimos, una vez descubierto el Punto G, que esto no sólo era algo maravilloso sino que era un regalo, era un premio por tener una vida sexual sana, alegre, sin restricciones, con compromiso, con entrega y con pasión. Como todas las parejas del mundo, hemos debido enfrentar el proceso lógico del desgaste de una relación, pero el Punto G vino a revitalizar, en el momento justo, algo que ya aparecía como monótono y sin chispa.

Años de vida sexual activa, nos conducían por los apasionados caminos de una relación que no necesita demostrar nada, sólo entregar y sentir placer y, lo más importante, sin restricciones.

El sin restricciones fue clave, cuando nos informamos que los aprendices de Tantra debían dar examen ante sus maestros y demostrar, Amrita incluida (eyaculación femenina), que habían escalado a la posición más alta dentro de una relación sexual, nos dimos cuenta que la práctica desinhibida, de sexo entre nosotros, propició que todo el organismo de ella estuviera preparado para su aparición.

No obstante lo anterior, manteníamos nuestras aprensiones en cuanto a la parte espiritual, porque todo lo físico coincidía a la perfección pero en lo espiritual, nosotros estábamos lejos de ser unos monjes ni éramos prácticos de disciplina espiritual alguna, con apuro éramos unos iniciados en el Kamasutra, nada más.

Así fue, que profundizando en esta investigación descubrimos que, en el Tantra, el acto de entrega y sumisión con el que se enfrenta una relación sexual están directamente ligados a lo que los occidentales llamamos amor y pasión, es por esto, que la maduración sexual es tan importante para conseguir que la estimulación del Punto G y la consecuente eyaculación femenina, puedan venir acompañadas de esa sensación de Mega Placer, de dulce angustia, de luz intensa, de inagotable gozo, de despegue de los pies del suelo.

Es por esto que todos los manuales que tratan de inducir a la auto estimulación no siempre son exitosos, es por esto que los análisis y las conclusiones médicas hasta el día de hoy no pueden ser concluyentes a este respecto, es por esto que los consoladores para “PuntoG” son más una novedad que un acierto y la razón de esto es porque es imposible llegar a encontrar esa luz sin sentir, a lo menos, pasión por lo que se hace, ahora si hay amor, tanto mejor.

Es por esta razón que el Tantra, libro que lleva miles de años escrito, habla de amor y sexo sin tapujos ni prejuicios y sin embargo, es la respuesta y la guía para alcanzar este estado superior de gozo sexual.

Próximo capítulo…..Técnicas y procedimientos (creo que las visitas aumentarán exponencialmente),

lunes

El Punto G, y la relación con el amor Tántrico

En la búsqueda de respuestas, para la incógnita que representaban las secuelas húmedas del descubrimiento de este mega orgasmo, fue que tomamos la iniciativa de recurrir a un Médico. Optamos por la que había sido la Ginecóloga de cabecera desde los inicios de nuestra vida sexual, una profesional a la que le tenemos mucha confianza. Una vez narrados los acontecimientos y su consecuencia, el veredicto médico, nos llevó a nuestra primera sorpresa con la medicina tradicional……, tratamiento “urgente” contra una posible infección urinaria y óvulos para una posible infección vaginal…..? En esta ocasión nos revelamos ante el veredicto de nuestra doctora de siempre, nada de lo que estaba pasando tenía relación ni sintomática y ni físicamente a las enfermedades antes descritas.

Salimos a buscar otra opinión y recurrimos al más famoso Sexólogo de la Metrópolis, como es muy poderoso y famoso, sólo diré que era el Doctor Árbol (cualquier similitud es casual), El Doctor Árbol nos dio la segunda sorpresa que nos deparaba la medicina tradicional, muy atte., nos relató que lo había ocurrido era un espasmo producto de un orgasmo vaginal y que producto de esto se había producido una micción forzada mezclada con los humores propios de la fauna vaginal. Bueno, no parecía tan descabellado y por lo menos no nos recetó nada, sólo nos advirtió que podría volver a ocurrir y que tuviésemos cuidado con la higiene.

No muy conforme con las respuestas llegamos a casa, por supuesto que desechamos las recetas y nos sentamos a conversar si lo que el Doctor Árbol nos decía podía ser realidad, pero la conclusión era una sola, no puede haber micción, el fluido es totalmente distinto, no tiene ni olor, ni textura, ni color ni está acompañado de las sensaciones propias de una micción….no, definitivamente, no era una micción.

Así que, una vez desechadas las teorías alópatas, no nos quedó otro camino más que investigar por nuestra propia cuenta. Recurrimos a todos los medios posibles, en la búsqueda aprendimos cosas fantásticas, nuevas e enriquecedoras. Fue así, como descubrimos que ese fluido, que era el corolario de este nuevo orgasmo, no era otra cosa que una Eyaculación Femenina, producto de un orgasmo provocado por la estimulación del Punto G.

Es aquí en donde se abrió una caja de Pandora, una vez conocido el origen focalizamos y profundizamos nuestra investigación, nos encontramos con cientos de páginas y libros referidos a este tema, pero debo reconocer, que la mayoría lo enfoca desde el punto de vista de “como alcanzarlo”, su enfoque está mas en la búsqueda del placer, de venderlo como un gancho hacia páginas pornográficas, en fin, en nuestro caso nunca fue el problema buscarlo o alcanzarlo, más bien, nosotros seguíamos en búsqueda del origen.

En un sitio olvidado en los recónditos fines del ciberespacio, encontramos la explicación que buscábamos, El Tantra, Un curso de sexología escrito hace siglos que, a diferencia de otros, conecta al espíritu de las personas con el gozo sexual. Ahora las respuestas fueron saliendo de a una, sin prisa, sin mucho análisis y con una verdad que se amparaba en un ciento por ciento, con lo que habíamos vivido y sentido, con palabras que salían del alma, con frases que conectaban mente y cuerpo y con un escenario ocurrido hace cientos o quizás miles de años.

El llamado Punto G, no es más que el paso a otra categoría, un eslabón más alto en nuestras relaciones sexuales, concluye el TANTRA. La eyaculación femenina no es otra cosa que “AMRITA”, un elixir mágico y divino, de inagotable fuente y que no hace más que potenciar al macho que lo recibe. Aquí encontramos, también, la respuesta al llanto intempestivo que precedió la primera aparición en ella, esa era la señal del paso a la otra categoría, una suerte de desdoblamiento espiritual causado por el placer, todo estaba descrito tal cual nos pasó, era como ver nuestra sexualidad en idioma antiguo.

El Tantra, como tal merece un capítulo aparte y como toda cosa en la vida, que sea digna de comentarse, puede suscitar diversas opiniones para unos y otros. Lo único relevante, es que gracias a él, pudimos esclarecer todas nuestras inquietudes y todo comenzó a tener un cariz más normal, cuan equivocados estaban los Médicos, cuan equivocados están los que pretenden seguir un manual para alcanzar un orgasmo de punto G, cuan equivocados están quienes pretenden buscar forzosamente un eyaculación femenina. Ahora puedo decir, con mucha claridad y fuerza que para alcanzar y gozar al punto G en plenitud, lo más importante es el amor, la pasión, la entrega física y la predisposición mental al desafío que significa comenzar a dar placer y a sentir placer en otra dimensión.

Continua…….Próximo capitulo, la maduración sexual y su relación con el Punto G.

miércoles

Primer capitulo, El Descubrimiento.

Una tarde de amor, entrega y pasión, en el lugar adecuado y con la tranquilidad propia de una relación estable, apareció. Fue estremecedor, para ella un orgasmo distinto, intenso, profundamente placentero. Para mí, sorprendente, producto de la abundante eyaculación femenina (ahora se lo que era) y algo desconcertante, producto de un intempestivo y suave llanto, que experimentó ella con su aparición.

Con posterioridad, ella comenzó a “desear, explorar, manejar y dominar” sus venidas, teniéndome al comienzo sólo como un mero elemento pasivo. Una vez establecida como “voluntaria”, la aparición de este nuevo status o categoría de mega orgasmo, sólo nos quedaba el misterio del “agüita” que fluía abundantemente con cada aparición.

Sería orina, producto de una relajación total, sería líquido de Cooper, sería un fluido mío, sería una enfermedad urinaria, la verdad es que nos preocupó, pero nunca tanto como para impedir que esta húmeda consecuencia, a veces equivalente a un vaso de agua derramado sobre la cama, pudiese coartar la posibilidad de alcanzar tan sublime orgasmo.

Como buenos y eficientes profesionales nos pusimos a investigar y llegamos al origen (materia de otro capítulo), el que resultó ser tan natural como el mega orgasmo. Este descubrimiento nos permitió avanzar mucho más en la maduración de este placer y resultó la excusa perfecta para iniciar nuevas aventuras en materia sexual, impensadas hasta antes de descubrir al Punto G.

Así es, una tarde de sexo cotidiano, con la misma mujer de siempre, en el mismo lugar de siempre, resultó ser el inicio de una exploración amatoria fantástica y sorprendente, que le dio una fuerza increíble a una relación, que ya parecía monótona y aburrida, y en la búsqueda de una explicación nos enlazó con historias ocurridas hace siglos.

Continua…..El Punto G, y la relación con el amor Tántrico

lunes

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Estoy creando un blog que dará que hablar.